En
el consciente colectivo planea la certidumbre de que la manipulación social por
parte de medios y políticos es algo tan habitual como resignadamente aceptado.
Los mecanismos psicológicos para conseguir que la gente crea, conozca y enfoque
su interés hacia determinados temas, generando incluso opinión, son diversos. Por
más que la educación, una mente ideológicamente abierta a distintas posiciones
y un intelecto que huya del sesgo traten de discriminar y analizar racionalmente
lo que parece sospechoso de engaño, cualquier cerebro humano es susceptible de
ser moldeado para la consecución de un fin determinado por fuerzas externas que
no domina.
El origen
La
industrialización y los movimientos obreros provocaron enormes cambios sociales.
Los trabajadores comenzaron a organizarse para exigir a las élites dirigentes
que atendieran sus demandas laborales. El proletariado, hasta entonces en su
mayoría analfabeto y relegado al ostracismo en cuanto a información se refiere,
comenzó a publicar panfletos y periódicos locales. Los periódicos, solo
accesibles a las clases dirigentes, tanto en lo político como en lo empresarial,
constituirían la mejor arma para convencer a la población cada vez mejor
informada por sus propios medios de lo que tenían que saber. El parlamentarismo
y el derecho al sufragio que comenzaba a extenderse, generaron la necesidad de
convencer a la población no solo de a quienes debían de votar sino también, que
debían de pensar. Las mismas élites políticas y económicas que vieron en la información local su peor
enemigo hicieron suyos los medios de comunicación generales para convertirlos en su mejor aliado. La llegada
de la publicidad y la inversión en los grandes periódicos acabó con los
pequeños noticiarios locales que no pudieron competir con los grandes medios y
acabaron por desaparecer.
Con voto pero sin voz
La
población se posicionó entonces políticamente no solo escuchando discursos
políticos de aquellos que aspiraban al poder sino también a través de las
líneas editoriales que estos eran capaces de conquistar.
La
extensión de los Estados modernos a lo largo de finales del siglo XIX y XX
traían parejos nuevas reglas del juego, derechos y constituciones, que no son
considerados verdaderamente democráticos si no recogen entre su articulado la
libertad de prensa e incluso, como ocurre en el artículo 20 de la Constitución
Española de 1978, el derecho a la veracidad de la misma:
1. Se reconocen y protegen los derechos:
A
expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la
palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
A la
producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
A la
libertad de cátedra.
A
comunicar o recibir libremente información
veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la
cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas
libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede
restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
Con
el mismo reconocimiento de la libertad de pensamiento y opiniones comenzó el
arte de manipular la información para que el pensamiento se dirija “libremente”
hacia los temas que los legisladores quieran que se dirija. La información es
tan veraz como la interpretación que de ella quieran hacer quienes la
difunden.
¿Libertad de prensa?
En
España, la igual que el resto de los países del sur de Europa y Sudamérica, que
vivieron bajo dictaduras censoras hasta bien entrado el siglo XX, el sustento de los medios se condicionó a la supervivencia del nuevo sistema
político. Los periodistas acostumbrados a publicar lo que se les permitía, comenzaron a publicar lo que les convenía a las nuevas élites. Los primeros
años de ilusión de libertad mezclados con la confusión del futuro de las
nacientes democracias, acabaron en posicionamientos paulatinos hacia los
distintos colores políticos.
Aunque la tasa de analfabetismo en España en 1980
era de un 8,2% y el acceso a la educación y la cultura había dejado de ser un lujo, a los españoles, por ejemplo, les interesaba muy poco la política exterior a
pesar de ser fundamental la credibilidad internacional del proceso
transicional. Los ciudadanos estaban evidentemente más preocupados de lo que
ocurría en casa, excepto cuando surgía la necesidad de que se interesaran por cosas de fuera. Políticos y prensa se confabularon especialmente cuando en
1986 se convocó el referéndum de permanencia en la OTAN y Felipe González hacía
uso de la “ambigüedad controlada” para convencer a la población de la
conveniencia de la permanencia del país en la Alianza Atlántica cuando había
sido el principal defensor del NO a la OTAN cuando en 1982 llegó al poder.
En
portada “El País” del 4 de enero de 1986 se hacía eco de que González había
manifestado a Carrington, Secretario General de la OTAN, que España saldría de
la OTAN si perdía el referéndum. El 10 de marzo del mismo año el diario publicaba la manifestación de más de 100.000 personas en Madrid pidiendo la
salida de la OTAN, y en el mismo artículo se informaba de la emisión en
la televisión pública, la única existente, de las entrevistas a González, Fraga
y Gerardo Iglesias en la que el presidente relacionaba la necesidad de estar en
la OTAN para poder seguir la estela europea. Faltaban escasos dos meses para el
ingreso de España en la CEE junto con Portugal.
Lo que hay que saber
La
Agenda Setting responde tanto a la connivencia de partidos políticos con los
diferentes medios como a la supuesta estabilidad del sistema estatal. El
dogma de cualquier periodista a la hora de desarrollar una noticia: ¿qué?,
¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde? se diluye en un ¿para qué?, condicionado por
las necesidades de la mano que le da de comer, es decir, de quienes surten al
medio para el que trabaja, con mejores contratos publicitarios, y de aquellos
partidos políticos que les pueden proporcionar las mejores exclusivas para
obtener una mayor tirada. Falta un medio en España que publique una noticia criticando a El Corte Inglés y en los diarios económicos muchas de sus páginas son publicidad de los principales bancos que a su vez les nutren de supuestas exclusivas y datos recogidos, estudiados y analizados por ellos mismos.
Internet y la democratización de la información
El
acceso a la información mundial en tiempo real, de cualquier ciudadano de un
país que no vete dicha información, en poco o nada a mejorado el hecho de que la
población deje de ser engañada y teledirigida. Internet, ha propiciado más que
el recurrir a prensa extrajera o leer más de un periódico para obtener
información, a que se inmediatice la lectura de titulares sin profundizar en lo
que se cuenta y quien lee el contenido tiene la oportunidad de decir toda
serie de improperios en su mayoría infundados al cronista de turno. Si ya resulta poco creíble
que un periodista no especializado pueda realizar un buen artículo en cuestión
de horas de cualquier tema, que le revoquen con argumentos que responden a la ideologización
excesiva y a la manipulación informativa que ya sufren por parte de quienes pagan sus nominas tiene que ser realmente frustrante.
Quien
haya tenido que realizar un trabajo de investigación en cualquier ámbito para
presentar un articulo bien argumentado sabrá de la dificultad que ello
conlleva, no solo en cuanto a la recopilación de datos sino también, en poner la
atención suficiente en que estos sean verídicos. Aún así en España se discuten
hasta los datos.
En el ejercicio de documentar esta entrada, quien escribe se
pasma ante la afirmación de que “se realizó un gran despliegue de fuerza para
la reconquista de Perejil en 2002” (Mentiras.
Xavier Mas de Xaxás Ed. Destino). Veintiocho soldados no pueden considerarse un
gran contingente. La misma sorpresa produce ver dedicadas muchas páginas a la
defensa de la excesiva demonización que hacen los medios españoles de los
regímenes cubano y venezolano y se argumenta como ejemplo que en 2007 "se
prohibió a Alejandro Sanz actuar en Caracas por sus críticas a Chávez". El autor
argumenta que no hubo prohibición alguna y que lo único que sucedió es que el Ministerio de Educación Superior
no cedió una sala de su propiedad para la celebración del concierto. En un
edificio institucional que depende de un ministerio que a su vez depende de un
gobierno en el que se impide que se realice un acto ¿será responsabilidad de
alguien perteneciente al gobierno? (Desinformación.
Pascual Serrano. Ed. Península).
Dime que lees...
Mientras
se desenmascara la falsedad con realidades reinterpretadas en El País digital
la segunda noticia más leída hoy miércoles 19 de febrero de 2014 es sobre
futbol, la cuarta más leída de el diario El Mundo es la historia de una mujer
barbuda y la segunda y tercera noticias más leídas en ABC son por este orden: "Cómo saber en
cinco minutos si te vas a divorciar en el futuro" y "Rosa de
España se desnuda para «Primera Línea»"… Surge la duda de la necesidad del
bombardeo con temas concretos hacia los que enfocar a la ciudadanía cuando
esta tiene las inquietudes
informativas mencionadas.
Nunca
ha estado tan presente el “recibo de la luz” como en el día de hoy. El sector
energético cuyos beneficios dependen en gran medida de las políticas del Ministerio de Industria y de subastas controladas por los gobiernos de turno, no
había protagonizado tantas noticias en toda la historia democrática española, todas
en contra de la incapacidad del gobierno actual para satisfacer sus demandas.
Las empresas energéticas se escudan muy hábilmente en que los principales
perjudicados serán los usuarios. Los patrocinadores mas importantes de los medios
son las empresas energéticas y tal vez tenga esto mucho que ver con la cantidad
de tiempo que se les dedica.
Noam Chomsky, adalid de la necesidad de ser críticos con la
información con la que las élites manipulan a la ciudadanía ha dicho que “el público en general es visto no
más que como excluidos ignorantes que interfieren, como ganado desorientado”. El Efecto Pigmalión que sufren las personas convirtiéndolas en ovejas a ojos de los gobernantes,
se multiplica con la confabulación de medios de comunicación y políticos.
Cuando la sociedad mundial parece estar más descontenta que nunca con el desorden
imperante, tal vez sea el momento de invertirlo por parte de la sociedad en un
efecto Galatea y desear lo que por derecho se garantiza.
Roosevelt ante las
demandas de sindicatos y otros grupos de presión que le pedían llevar a
término las políticas de New Deal prometidas,
les instaba a “obligarle” en la calle a tener que tomar medidas. Mas de
2.000 huelgas tuvieron lugar en su primer mandato. En España, ochenta años
después, los mandatarios tratan de convencer en los medios de que las
manifestaciones ciudadanas son promovidas y realizadas por hooligans que no
saben nada de cómo se gobierna un país. Así no solo desoyen la voz de la calle si no que además retraen a los ciudadanos de que formen parte de esa masa gamberra que no tiene nada mejor que hacer que salir a la gritar cuatro tonterías.
Aún así la ciudadanía parece estar cada
vez más convencida de que no es posible vivir en una silenciosa desesperación
como afirmaba Thoreau.
Silvia Brasa. 2014